Encontrar trabajo en Taiwán es
fácil, hay muchas oportunidades para extranjeros, es un país muy abierto
a dar oportunidades, puedes venir y dar clases de inglés, ganar un buen
salario y vivir bien. Como la mayoría de empresas buscan expandir sus
operaciones en el mercado internacional, están abiertos a contratar
extranjeros. Es un país donde al extranjero lo reciben con los brazos
abiertos. Algo
que es muy importante, es conocer la cultura, yo sé que se ha dicho que
el idioma es muy importante pero considero que conocer la cultura es
aún más importante, si a eso le agregas un poco del idioma vas por buen
camino. Y si le agregas una buena dosis de actitud, aún mejor. Pero esta
información se queda corta en contenido, Taiwán como cualquier país
tiene sus particularidades que pueden gustar o no, dependiendo de cada
uno de nosotros.
Hoy
quiero contar la historia de cómo encontré trabajando en Taiwán. Los que
me conocen podrán confirmar que al terminar la maestría mi fluidez en
chino no tenía nada que envidiarle a un niño de 2 años y eso que había
pasado ya dos años en Taiwán. En el mes de mayo empecé a enviar
aplicaciones de trabajo, busqué en diferentes páginas de empleos (todas
en inglés) pero sin obtener resultados, mi novia (que es taiwanesa) me
ayudó a subir mi currículo en la página más popular para buscar empleo
en Taiwán, valga la pena mencionar que la página está en chino.
Mi
graduación fue en Junio y mi visa para estar en Taiwán expiraba el día
martes 6 de Septiembre, así que cuando empecé la búsqueda de empleo
tenía Mayo, Junio, Julio y Agosto para lograr la meta. Cada día enviaba
de 10 a 15 aplicaciones de empleo, le hacía algunos cambios pequeños de
fondo y no de contenido a mi currículo para que las empresas a donde lo
enviaba lo tomaran en cuenta. Obtuve respuestas, claro que si, pero las
respuestas eran “Su experiencia y habilidades son extraordinarias, pero
no es lo que estamos buscando en este momento, tendremos sus datos en
nuestra base y lo contactaremos si hay alguna oportunidad para usted.
Gracias por interesarse en nuestra empresa.”, un mensaje muy educado
pero que mataba mis esperanzas día tras día.
Mi
novia me motivaba a seguir enviando aplicaciones, me daba consejos de
algunos cambios que pudieran hacer lucir mejor mi currículo, de explicar
mejor mi experiencia y mi autobiografía. Cada día seguí aplicando y
cada día similares respuestas o ninguna respuesta. Sabíamos que el
tiempo iba pasando, tenía una fecha límite, martes 6 de Septiembre.
Desde el inicio puse en las manos de Dios todo el proceso, cada vez que
enviaba una aplicación decía “en el nombre de Dios” y presionaba ENTER
para enviar la aplicación. El tiempo siguió pasando.
Llego
el mes de Agosto y con él vino el sentimiento de desesperanza, de
derrota, de fracaso, de miedo, el solo ver a mi novia me daba ganas de
llorar sabiendo que estábamos a punto de poner medio mundo de distancia
entre nosotros, trataba de poner buena cara, de hacerla reír, de hacerle
ver lo mucho que la quería, pero al final ambos terminábamos llorando
ante el inminente futuro, intentar la relación a distancia o terminar la
relación, ambas opciones eran dolorosas. En mis oraciones le pedí a
Dios que me indicara el camino a seguir, pero que no se hiciera mi
voluntad sino la suya, confié que Él haría lo mejor para nosotros.
Había
otro problema, ésta es la primera vez que lo hago público, no tenía el
dinero suficiente para mi boleto de regreso a Guatemala. Me puse en
oración y Dios puso dos ángeles que me dieron el dinero que me hacía falta
con las palabras “primero ubícate en un trabajo, cuando estés estable,
nos regresas el dinero”, no podía creer lo que estaba pasando, con
los ojos llenos de lagrimas les di las gracias y les di mi palabra de
darles el dinero en cuanto me fuera posible. Un amigo fue testigo de
esto, él me acompaño ese día. Cuando dejamos a estas personas, me puse
de rodillas y con lágrimas le di gracias a Dios por su provisión.
Siempre le estaré agradecido a estas personas por su confianza en mi,
que Dios los bendiga.
Estábamos
a finales de Agosto y no había recibido ninguna oferta de trabajo. A la
fecha había tenido tres entrevistas pero no hubo resultados, otra
empresa canceló la entrevista debido a que buscaban a alguien que
pudiera hablar chino con fluidez.
Viernes
26 de Agosto, la búsqueda había sido en toda empresa en todo Taiwán
donde pudiera aplicar, no me limite a la parte norte, entiéndase Taipéi,
Taoyuan y Hsinchu, como la mayoría que busca empleo en Taiwán, después
de enviar más de 200 aplicaciones, de pedirle a Dios su bendición;
finalmente baje los brazos, le di gracias a Dios por la oportunidad de
haber pasado los últimos dos años en Taiwán, por las personas y lugares
que conocí, puse en sus manos a mi novia y nuestra relación sabiendo que Él haría lo mejor para nosotros. Dispuesto a regresar a mi país a
buscar empleo busqué en internet los vuelos del día martes 6 de
Septiembre, el día que mi visa expiraba. Tenía solo una semana y media
más por delante. Esa noche le dije a mi novia que había estado revisando
una vez más la página de empleos, ya no como antes sino más bien como
un reflejo, como una costumbre, recuerdo haber aplicado a unos 10
empleos esa noche.
Lunes
29 de Agosto, con mi novia decidimos pasar más tiempo juntos por lo que
ese día ella estuvo a mi lado mientras yo preparaba mi currículo para
enviarlo a algunas empresas en Guatemala. Un amigo, el mismo que
mencione anteriormente, llegó a saludar y tomar un café con nosotros,
les mostré a ambos las oportunidades de empleo que había en Guatemala y
este amigo me dijo que no comprara mi boleto de regreso aún, que
esperara unos días más, mi novia estuvo de acuerdo y accedí a esperar
hasta el jueves. Eran las cuatro de la tarde, en cuanto tuve listo mi
currículo escribí el correo y envié la primera aplicación de trabajo a
Guatemala. En ese mismo momento recibí un correo de una empresa
invitándome a comunicarme con ellos para concertar una entrevista, ¡era
una de las empresas a las que había enviado aplicación el día viernes!
¿Recuerdan como me sentía ese día?
Les
dije a mi novia y mi amigo, “¡vean este correo, me quieren
entrevistar!” los tres dimos saltos de alegría y en ese mismo instante
llame por teléfono a la empresa, me contestaron en inglés, les
sorprendió que yo estuviera llamando tan pronto ya que solo 10 minutos
antes habían enviado el correo. Concertamos la cita para el siguiente
día, martes 30 de Agosto a las 10:00 am, quedaba solo una semana de
tiempo.
Martes
30 de Agosto. Con los nervios respectivos a cualquier entrevista y
resuelto a jugarme el todo por el todo, me encomendé a Dios agradeciendo
anticipadamente por su voluntad cualquiera que fuere el resultado de
ese día. La entrevista será tema de otro día. Me entrevisto la
supervisora de ventas, el Gerente General no se encontraba por lo que no
pude hablar con él, ante lo cual me preguntaron si podía regresar al
siguiente día. Dentro de mí sentí algo derrumbarse, tendría que regresar
el día miércoles a otra entrevista y el día jueves era mi fecha limite
para comprar mi boleto. Con una actuación digna de un premio Oscar, le
dije que no tenía problema en regresar pero que el día jueves yo debía
tomar una decisión (no le dije cual era esa decisión). Por lo que me
despedí dispuesto a regresar al siguiente día por la tarde. Más tarde le
comente a mi novia y a mis amigos lo sucedido, al menos todo estaba
dentro del limite de tiempo para comprar el boleto.
Miércoles 31 de Agosto. Ese día tenía que entregar la habitación de la
universidad donde había vivido por dos años, iba a pasar los últimos
días en Taiwán con unos amigos y dormir el sofá. Llamé a uno de ellos
para avisarle que ya tenía mis cosas empacadas y llegara a ayudarme a mudar ya
que por la tarde iba a ir a la entrevista. Del apartamento donde él
vivía a mi departamento no son más de 10 minutos caminando. En cuanto
colgué el teléfono recibí un correo con el título “Welcome aboard!”,
¡era la misma empresa a donde tenia que ir a entrevista! Le pedí a un
amigo que estaba cerca que leyera el correo, quería estar seguro que no
estaba soñando, ¡era verdad! ¡Tenia trabajo! Me puse de rodillas y con
mi rostro lleno de lágrimas le di las gracias a Dios por lo que había
hecho. No fue cuando yo me sentía más seguro de lograrlo, fue cuando
solo Él podía hacerlo.
Llamé
a mi novia para darle la noticia, le envié copia del correo para que lo
leyera. Creo que también lloro de alegría. Llamé a mi familia en
Guatemala, debían pasar otros 10 meses antes que pudiera verlos
nuevamente. Cuando llegó el amigo que me ayudaría a mudar, todo fue en
esos 10 minutos que había entre su departamento y el mío, me dijo
“¡dejemos todo tirado, vamos a celebrar!” fuimos por una hamburguesa con
coca cola, hahaha
Hoy
vivo en una ciudad donde la gente prefiere hablar taiwanés y no chino
(y yo estudiando chino en la universidad…), muy pocas personas hablan
inglés, una ciudad que en moto se pude cruzar de un lado a otro en 20
minutos. Pero todo es mucho más barato que en Taipéi, desde la renta
hasta la comida. Vivo en la ciudad de Changhua y me gusta la
tranquilidad del lugar. He devuelto el dinero que me prestaron. Puedo
ayudar mi madre en Guatemala. Mi chino ha mejorado aunque aún me queda
mucho camino por recorrer. De parte de la empresa he viajado tres veces a
Latinoamérica durante este primer año, en uno de esos viajes pude ir a
Guatemala y ver a mi familia, en el último viaje represente a la empresa en Brasil en una de las ferias textiles más importantes de Latinoamérica. Asisto a un estudio Bíblico en chino, un
par de ocasiones he dado mis comentarios en chino, cuando no sé como
decir algo, un amigo me ayuda con la traducción. Tomo clases de
natación, el instructor me habla en chino y a cambio de las clases le
enseño inglés, pero todo en chino. En la empresa me motivan a hablar en
chino, los técnicos me explican en chino el funcionamiento de las
máquinas, los compañeros de contabilidad, computación y recursos humanos
también me hablan en chino, lo mejor, no se burlan de mi bajo nivel, me
explican y me piden que les ayude con inglés. Créanme que
solo Dios sabe cómo es que entiendo y me entienden.
Durante
este año, dos empresas más me han llamado a entrevista, cuando Dios da,
da en abundancia. Cuando ponemos nuestra vida en las manos de Dios, Él
provee mucho más de lo que nuestras manos pueden tomar, por eso debemos
compartir con otros las bendiciones de Dios. No sé lo que tenga Dios preparado para mí en el futuro, pero sigo confiando en donde quiera que me encuentre, Él estará conmigo.
Esta es la historia de cómo encontré trabajando en Taiwán. No lo encontré, Dios me lo dió.