Son muchas las personas que
hablan de hacer cambios, se habla de cambios de conducta, cambios de
fuentes y formas de energía, cambios de estrategias, cambios de
políticas, cambio de autos, en fin, el cambio está en la mayoría de
discursos y artículos como algo bueno, como la búsqueda de mejores
condiciones de vida, como parte del crecimiento como personas.
Sin
embargo la mayoría de las veces solamente se habla del cambio y no se
realiza nada, en vez de hacer solamente se dice. Lo único que han
cambiado las personas es el discurso y en algunos casos solamente las
palabras pero el discurso se mantiene.
La
triste verdad es que la mayoría de personas le temen al cambio, lo
novedoso atrae pero asusta. Las personas que nos hablan de cambios en
sus discursos panfletarios son los mismos que han estado ahí desde hace
muchos años. Los políticos que hablan de cambios tienen varios años
ocupando puestos en el estado sin haber dejado un legado digno de tan
larga carrera. Los predicadores de cualquier religión hablan de cambios
pero se niegan a adaptar sus doctrinas al siglo XXI. Razón tenía
Monterroso, el dinosaurio todavía esta ahí.
Por
definición el cambio significa remplazo, permuta o sustitución. Es
decir, algo debe ser eliminado o mejorado. Si algo no puede ser
mejorado, debe por ende ser desechado por algo mejor. Lo mismo aplica a
las personas, debemos mantenernos actualizados, dispuestos a aprender
sin importar la edad o la experiencia que tengamos. Si queremos
mantenernos vigentes como personas debemos renovar nuestras ideas, pero
renovar las ideas también significa que debemos aprender a desaprender.
¿Desaprender?
Si, desaprender. Hace varios siglos se creía que la tierra era plana,
se desaprendió esta idea y se remplazo por la redondez de la tierra.
Cuando el automóvil hacia su aparición en el mundo, algunos decían que
el cuerpo humano no estaba hecho para soportar velocidades mayores a 30 ó
40 km por hora, hace unos días Félix Baumgartner rompió la barrera del
sonido en caída libre. (Barrera del sonido = 1,234.8 km/h, velocidad de
Félix Baumgartner = 1,342 km/h) Si bien utilizó un traje especial, probó
que era posible de hacerse.
Cada
día hay nueva información, nuevas tecnologías, nuevos mercados se
abren, pero si no estamos listos para cambiar, entonces seremos
obsoletos. Creemos que por tener muchos años de experiencia seremos
apreciados, pero no pensamos que la experiencia si no se acompaña de un
poco de innovación se convierte en historia y no en actualidad. Depende
de nosotros el querer ser parte de la historia antigua como un museo
viviente o ser parte constructora de la historia actual.
En
mis años de trabajo he visto mucha gente que no quiso aprender a operar
nuevas máquinas, diciendo “las que tenemos funcionan bien, no veo
porque debemos cambiar”. No se trata de si funcionan bien o mal, las
nuevas eran más rápidas, más eficientes. Al final las máquinas fueron
remplazadas y también las personas.
Seamos
humildes para reconocer lo que no sabemos y seamos diligentes para
aprender. Humildad no es humillación, es el primer paso para mejorar.