Muchos son
los gobiernos que buscan hacer negocios con Taiwán, invierten tiempo y recursos
en formar un grupo “idóneo” de asesores para sentarse a la mesa de
negociaciones con empresarios taiwaneses y cuando llegan se dan cuenta que
tienen diferentes puntos de vista, que la forma de hacer negocios no es la
misma, que la velocidad de decisión no es igual, que los temas de interés son
diferentes. Todo el proceso puede llevar años durante los cuales los gobiernos
se cambian y muchas veces se vuelve a empezar. Más de una vez alguien cede en
varios puntos porque se avecina el cambio de gobierno y tiene poco tiempo para
cerrar un trato.
Estos
gobiernos parecen no tomar en cuenta a los “ciudadanos” que tienen en Taiwán
estudiando el idioma, licenciatura, maestría o doctorado. Personas que por la
experiencia de vivir en el país, conocen mejor la cultura, tiene una visión
diferente que aquellos que forman parte del grupo de asesores. Son mano de obra
no tomada en cuenta. Personas que podrían ayudar a contactar empresas,
inversores, asociaciones. Personas que podrían dar servicio de traducción en la
mesa de negociaciones y ayudar a mejorar las relaciones entre ambas partes. Hay
muchos expatriados que estarían gustosos de colaborar con sus gobiernos, o
mejor dicho, con su país para fortalecimiento de las relaciones entre ambos
países. Orgullosos de contribuir en el proceso.
¿Será que
en verdad ha sido ignorada esta oferta de mano de obra por parte de los
gobiernos? La respuesta es tanto afirmativa como negativa a la vez. Muchos
vienen a Taiwán buscando una capacitación especial, buscando entrar en contacto
con otras culturas, para aprender el idioma (que no es lo mismo que cultura). Algunos
vienen con la firme intención de buscar oportunidades de trabajo en el
extranjero al terminar sus estudios, otros por el contrario, desean regresar a
sus países y aprovechar la capacitación recibida.
Lastimosamente
no se da un seguimiento a las personas que vienen a Taiwán, se promueven las
becas, se habla de la cooperación que existe entre países, se llenan reportes
de los acuerdos firmados y se habla de la cantidad de personas que son beneficiadas
año con año con las becas, pero antes de salir de sus países y durante el
tiempo que están en Taiwán no son contactados por las empresas para que al
mismo tiempo que se capacitan y conocen la cultura, puedan ser esos enlaces que
tanto se necesitan. Si bien es cierto, están solo unos pocos años en Taiwán, también
es cierto que cada vez vienen nuevas personas que pueden ocupar el puesto de
enlace. De igual forma los que regresan, llevan el conocimiento del idioma, de
la cultura, quienes pueden ser esos asesores que tanto buscan las empresas,
quienes al regresar buscan oportunidades pero lastimosamente caen en un
anonimato no porque no quieran trabajar, sino porque nadie sabe que siquiera
estuvieron por estas tierras ni que han regresado, es como si nunca hubieran
salido de sus países.
Algunos critican
que los que vienen solo deben estudiar y nada más, sin mayor preocupación. Si tan
solo supieran esas personas que critican que precisamente para no perder la
beca, esos mismos estudiantes deben mantener cierto promedio ya que de lo
contrario son sancionados o expulsados de la universidad. En un país donde la competitividad
académica es bastante alta, el mantener un promedio no es para nada fácil. Si bien
es cierto que no todo es solo estudio, también es cierto que se pasan noches
enteras sin dormir, semanas de no comer bien, pasando prácticamente el día
entero trabajando en los proyectos de la universidad y muchos de esos proyectos
son en idioma mandarín. Aquí no vale el apellido ni la cara, si no estudias, te
vas. Si estudias, te quedas. Así de simple.
Ojala que
en el futuro se abran oportunidades para los que vienen, los que se quedan y
los que regresan. Muchos hemos buscado nuestro futuro aquí, unos en empresas taiwanesas
otros creando sus propias empresas. Igual los que regresan, pueden colaborar con
las empresas locales.