Tengo entendido
que el chocolate es uno de los productos de mayor demanda en el mundo, famoso
por su sabor y aroma, por las combinaciones que hacen de él y la presentación
de los empaques. Algunos países son reconocidos internacionalmente por la
calidad de su chocolate.
El
chocolate es utilizado como energético, como afrodisiaco, como obsequio, para
romper el hielo en una situación o simplemente para pedir disculpas por algo. En
mi familia todos consumen chocolate, recuerdo cuando yo era un niño y mi padre
regresaba a casa después de trabajar y de la mochila sacaba chocolates para
todos.
Algunas
personas que dicen que el chocolate les provoca migraña, pero caen en la
tentación de comerlo. He escuchado a personas que dicen que no les gusta el
chocolate, pero que lo toleran en alguna de sus presentaciones. Otros no lo
comen porque les hace daño debido a problemas de salud.
Sin embargo,
hasta la fecha no he conocido a alguien que definitiva y absolutamente no le
guste el chocolate. La única persona que conozco así es la persona que veo
todos los días en el espejo. Es cierto, NO ME GUSTA EL CHOCOLATE. Nunca me ha
gustado.
Siendo un niño,
yo veía a todos en casa comer chocolate y como todo niño, también quería
participar del festín. Tomaba los chocolates y empezaba a comerlos, sin embargo
casi al instante el sabor me resultaba desagradable, debía ir a escupirlo y
lavarme la boca. Me daba asco.
Al
principio creí que era por determinada marca el problema y traté de comer
chocolate de otras marcas, pero con el mismo resultado. Pero no era solo el
sabor, el olor me daba nausea y dolor de cabeza, era como si me dieran un golpe
en el cráneo y me veía obligado a cubrirme la nariz para protegerme.
Cada vez
que iba a un cumpleaños iba con el temor, casi siempre con razón, que el pastel
fuera de chocolate, en más de una ocasión termine comiendo solamente pan con
refresco en la fiesta. En una ocasión para mi cumpleaños, los compañeros y
compañeras de oficina me ofrecieron un pastel, resultó que era precisamente un
pastel de chocolate. Un tipo llevándosela de gracioso le dijo a la chica
organizadora que mi pastel favorito era el de chocolate, por lo que decidieron
comprarlo. Mientras el tipo se caía de la risa en la silla, la chica no sabía
dónde poner la cara de vergüenza por haber sido objeto de la broma de ese
compañero. Por cierto, ese día no comí pastel en mi propio cumpleaños.
Recuerdo
una ocasión que estando en la universidad mientras tomaba una clase a las 6:00
pm sentí un olor totalmente desagradable, sentí asco y dolor de cabeza. Al
voltear, en el escritorio cercano al mío había un compañero comiendo un gran
chocolate. Al verme se sonrío y me dijo que no había tenido tiempo de cenar. Yo
que sabía muy bien que en ocasiones no había tiempo para comer con tal de no
perderse una clase, le dije “no hay problema, buen provecho”. Al darme la vuelta saque mi pañuelo y me
cubrí la nariz para no sentir tan fuerte el olor.
Una vez,
siendo yo de aproximadamente 30 años, mi madre me ofreció una bebida, al
preguntarle que era me dijo “es de cereales, tómatelo”, sin embargo el olor me
pareció raro y le dije no me gustaba. Resulto que la bebida tenía cacao, no era
el olor clásico de chocolate, sin embargo el olor no me gustó.
- “Sí sabes
que no me gusta el chocolate ¿Por qué me das esta bebida?”, le pregunté
-“Para
verificar si en verdad no te gusta el chocolate”, me dijo
-“¿O sea que
después de todos estos años aún no me crees que no me gusta el chocolate?”
-“Solo
quería estar segura”, me dijo con una sonrisa
Cada vez
que me regalaban chocolates, educadamente los aceptaba y al llegar a casa se
los daba a mi madre. Ahora cuando me regalan chocolates, los sigo aceptando
pero se los doy a mi esposa. Incluso cuando voy a otro país, compro chocolates
para ella porque sé que le encantan.
He leído
que alrededor del 4% de la población no le gusta el chocolate, pero no sé qué
porcentaje tendrá la misma aversión que yo hacia el chocolate.