El día
sábado 20 de Julio de 2013 fue nuestra boda religiosa o como lo llaman en
Taiwán, nuestra fiesta de boda. Hoy deseo contar un poco sobre ese día.
Como toda
boda, los preparativos son los que más dolores de cabeza dan. Sabíamos que
queríamos realizar la boda en Julio, habíamos escogido la fecha y la hora,
habíamos pensado cuantas personas invitar y teníamos idea de a quienes invitar.
Lo malo, no
sabíamos dónde, por falta de tiempo no habíamos podido buscar el lugar, ni
siquiera sabíamos en que ciudad lo haríamos, en la capital Taipéi –donde viven
la mayoría de amigos de Yolanda y su familia- o en Hsinchu – la ciudad donde
vivimos.
Finalmente
decidimos realizar la boda en Hsinchu. Buscamos información y algunas personas
nos sugirieron varios lugares. Visitamos el primer lugar, un salón para
banquetes de boda pero no nos impactó. Al lado del salón había un hotel y se
nos ocurrió entrar a preguntar.
Al solo
entrar el lugar nos impactó, pedimos hablar con la persona responsable de
eventos y la Gerente del Restaurante nos atendió. Hablamos con ella y nos
mostró el restaurante y el bar del hotel, nos comentó que varias parejas habían
llegado al hotel anteriormente pero como no parecía un lugar tradicional de
bodas, al final habían desistido. Nosotros por el contrario, estábamos
encantados con el lugar. Era lo que habíamos pensado desde un inicio, un lugar
diferente a lo tradicional, acogedor y con estilo.
La Gerente
se alegro de nuestra decisión, nos contó que seríamos la primera pareja en
casarse en el hotel. Nos mostraron los menús de comida y bebida, escogimos lo
que queríamos, una mezcla de occidente con oriente. Nos dieron la comida, bebida, servicio,
equipos de audio y video, internet, parqueo y todo a un buen precio.
Le dijimos
la cantidad aproximada de personas, entre 50 y 60. Y decidimos hacer la boda en
el bar del hotel. ¡SI, en el bar del hotel! No mesas redondas, no tres cambios
de vestido para la novia. Al contrario, fueron las mesas del bar con sofás y
sillas.
De parte
del hotel nos recomendaron una empresa de decoraciones, los contactamos y nos
atendieron súper bien, por ser recomendados del hotel nos dieron descuento.
Escogimos lo que queríamos y ellos se encargaron de colocar la decoración.
¿He
mencionado que el hotel está a menos de cinco minutos de nuestra casa? ¡Todo
fue mejor de lo que esperábamos!
Asistieron
nuestros amigos más cercanos, algunos viajaron desde Taipéi; una amiga que se
encontraba trabajando en China, regreso por unos días a Taiwán especialmente para
asistir a nuestra boda, de hecho llamó a Yolanda al nomas aterrizar su avión
para decirle que asistiría. ¡Eso fue algo más que un simple detalle de su
parte!
La amiga
que ayudó a que nos conociéramos con Yolanda fue una de los dos maestros de
ceremonias, al día siguiente partía de regreso hacia Estados Unidos, pero en
lugar de preparar la maleta, decidió estar con nosotros.
De la
ciudad de Changhua, donde estuve trabajando por más de año y medio, vinieron
amigos de la iglesia donde asistía y una compañera de trabajo, además El pastor
de la iglesia vino a casarnos, fue un servicio en chino-mandarín.
Mi se
conectó por Skype desde Guatemala a pesar de la diferencia de hora (14 horas) y
me acompañaron en ese momento tan especial en mi vida. Los vimos en pantalla
gigante, parecía como si en verdad estuvieran en Taiwán. Fue un sueño poder
compartir con ellos ese día.
Dos de
nuestros mejores amigos fueron los maestros de ceremonias, hubo dinámicas,
bromas, presentamos la historia de cómo nos conocimos con fotos, mapas y
animaciones en powerpoint, además de música merengue para animar a todos.
Del hotel
nos contaron que otra pareja se iba a casar ahí la siguiente semana, dijeron
que les dimos suerte. Yo más diría que la bendición de Dios también los alcanzó
a ellos.
Y la
bendición de Dios no termina, cada día vemos siempre algo nuevo, pero eso ya lo
contaré en futuros blogs…