El día de hoy domingo 21
de diciembre de 2014, he corrido mi primera maratón completa. Anteriormente
había corrido media maratón tres veces, pero el año pasado me propuse que este
año correría los 42 kilómetros.
El ambiente en toda la
carrera es sorprendente. Mucha gente entre jóvenes, adultos y personas de la
tercera edad salen a alentar a los corredores. Incluso elaboran letreros con
mensajes de ánimo y algunos hasta se disfrazan para alegrar el paso de los
participantes.
Esta mañana hemos
visto a personas vestidas de egipcios, algunos parecieran clubes de
universitarios o estudiantes de secundaria que llegan con playeras con logos
iguales. Hubo un grupo de jóvenes que estaban vestidos como doraemon, un
personaje de comic famoso en Asia. Había unos jóvenes disfrazados como
instrumentos musicales de banda de rock.
Familias salen al paso
para dar su apoyo, padres con sus niños quienes sonríen y se escuchan sus
tiernas voces diciendo 加油!
加油! (jiā yóu, jiā yóu), que quiere decir “¡Animo! ¡Animo!”.
A lo largo de la carrera,
cada 5 kilómetros se encuentran puestos de agua, agua ionizada, galletas y
bananos para que los corredores puedan refrescarse y renovar sus energías. Además
se encuentran colocados sanitarios para aquellos que tengan que usarlos. También hay puestos de atención médica que cuentan con personal recorriendo la ruta en
moto para localizar y atender a aquellos que sufren de tirones musculares o
cualquier otra emergencia.
Un policía nos
estaba animando con su silbato. Grupos de animadoras de equipos de baloncesto y
de béisbol también estaban en diferentes puntos.
Muchos no se disfrazan
pero llegan a gritar y aplaudir al paso de los maratonistas, incluso extienden
la mano para que los corredores al pasar los saluden chocando las palmas.
Algo que me llamó la atención
fue el hecho que en un pequeño templo frente al cual pasamos, había un grupo de
personas de la tercera edad ofreciendo té caliente, café caliente, agua
caliente y galletas a los corredores. A ellos no les paga nada la organización pero
estaban felices ofreciendo las bebidas preparadas por ellos mismos. Nos ofrecían
los vasos con una sonrisa y debo admitir que esas bebidas calientes nos cayeron
del cielo a la mayoría de nosotros.
Este año pude
observar a una persona con problemas de visión, que iba corriendo con la ayuda de otra persona, llevaban una cinta y cada uno tomando un extremo para que la persona
que veía pudiera guiar a la otra. Esto fue en la maratón completa.
Cuando faltaban 10
kilómetros para terminar la carrera, los letreros de ánimo incluían las frases “¡Ya
sólo faltan 10 Km!”, llevando una cuenta regresiva de lo que falta para animar
a los maratonistas.
Lastimosamente no todo
es tan bonito como parece. Había un límite de cinco horas y media para terminar
la carrera, por lo que a cierta hora empezaron a retirar las señalizaciones de
la ruta, recogían los suplementos y se preparaban para reabrir las calles al
paso de vehículos. Cuando llevábamos cinco horas corriendo un policía estaba
cerrando el paso de la ruta, lo vimos colocar el último obstáculo y nos dijo
que ya no podíamos terminar que no tendríamos tiempo y que nos retiráramos. Éramos
un grupo de cerca de veinte y nadie acepto la propuesta y todos nos saltamos el
obstáculo y seguimos corriendo.
Me imagino la
decepción de los que quedaron atrás y no pudieron terminar la carrera.
Finalmente terminé la maratón,
mi primer maratón completa. Con un amigo de Guatemala iniciamos la carrera y la
terminamos juntos. Nuestro tiempo, 5:34:24. La distancia final 42.195
kilómetros.
Mi adorada esposa nos
vio partir y ahí estaba esperándonos en la meta al llegar.
Ya el tiempo dirá si
volveré a correr otra maratón, pero por ahora me quedo con el recuerdo de una
gran aventura y experiencia que a pesar de lo difícil y el cansancio, vale
totalmente la pena vivir.