Todos tenemos nuestras
épocas más eficientes, más productivas, cuando trabajamos más rápido y no
perdemos tiempo. Claro que para cada uno esa época es diferente, incluso se da
a diferente edad. Algunos dicen ser más eficientes por la mañana o por la tarde
o por la noche.
Cada profesión tiene su
etapa alta de producción y eficiencia. Se dice que las personas que trabajan
por producción son más productivas durante el tiempo extra. Otros se sienten más
productivos cuando se acerca la fecha límite para terminar un trabajo. Los estudiantes
se sienten más productivos una hora antes de la entrega de una tarea. En fin, a
todo esto le llamamos “pánico de último minuto” o “last minute panic” en
inglés.
Sin embargo algo que
parece ser un misterio para la mayoría de personas es acerca de los empleados
públicos y los políticos, siempre nos preguntamos:
¿Cuándo son más productivos?
¿Cuándo trabajan
rápido y sin perder tiempo?
¿Qué tan rápida es su
capacidad de respuesta?
Y es que en todos los países
sin importar si es Latinoamérica o Taiwán, se escuchan quejas que los políticos
no hacen nada o casi nada, que todo trámite en una oficina del estado requiere
mucho tiempo, que para poner un simple sello en una hoja, la misma debe pasar
por dos o tres oficinas para que le den el visto bueno y lo que puede hacerse
en cinco o diez minutos se termina realizando en tres semanas o dos meses.
Claro que no todos los
empleados públicos y políticos son iguales, pero lastimosamente la mala reputación
de algunos los afecta a todos. También hay aquellos que estando en posición de
cambiar los procedimientos, se dejan llevar por la corriente y dejan que todo
siga igual y otros hasta lo empeoran más.
Sin embargo esta vez
quiero contar algo que sucedió en la ciudad donde vivo, específicamente en la
comunidad donde resido. Para las elecciones recién pasadas se dio una situación
peculiar. Uno de los candidatos era parte del comité de vecinos de nuestros
edificios, varias personas lo apoyaban ya que beneficiaria de alguna forma a la
comunidad. Pero también habían otros que no, es más hasta lo tachaban de
deshonesto.
Un día miércoles, el
26 de noviembre para ser más preciso. Circuló por la mañana en todas las casas una hoja con acusaciones
en contra de este candidato, marcando algunas supuestas anomalías en el manejo
del dinero de los vecinos. Era una hoja completa de datos la que nos dejaron en
nuestros buzones.
Antes que pudiéramos darnos
cuenta que teníamos una nota en el correo, nos dejaron otra. Esta vez era de
parte de la oficina del candidato en cuestión respondiendo a las acusaciones,
indicando que se trataba de una campaña negra en su contra orquestada por el
candidato de la oposición y acusándolo directamente de otras tantas cosas.
No nos habíamos enterado
de la primera hoja cuando recibimos una tercera. Esta vez era del candidato de
la oposición dando su versión de los hechos respecto a la primera hoja, negando
ser el responsable de la nota inicial, remarcando ser una persona de honor y
respondiendo a su vez a las acusaciones recibidas por el candidato oficial. Llamando
a los votantes a no dejarse engañar por el oficialismo y pidiendo una campaña
de respeto.
Todo lo anterior sucedió
en el mismo día, la tercera y última nota la recibimos a eso de las cuatro de
la tarde. En ese momento estábamos regresando a casa cuando vimos que las
estaban depositando en los buzones.
¡Las tres notas el
mismo día!
¡Todo en menos de 12
horas!
¡Qué velocidad de
respuesta!
¡Qué eficiencia!
Tal parece que la época
más productiva para estos señores es la época de elecciones. No hay quien les
gane cuando se trata de proteger un posible puesto en el gobierno. Esperemos
que sigan con esa capacidad de respuesta cuando estén sentados en la oficina
trabajando para el bienestar del pueblo.