En todo trabajo
tenemos que cumplir ciertas normas y reglas dictadas por la empresa, es normal
y todos lo entendemos. Entre las normas puede estar el uso de uniforme, la
forma de dirigirse a los clientes, cierta etiqueta dentro de las instalaciones,
un sinfín de lo permitido y lo no permitido.
Si el puesto tiene relación
con Mercadeo, puede que parte de nuestros deberes sean participar en cierto
tipo de actividades en horarios de fin de semana. Quizás para puestos de
confianza, se requiera que representemos a la empresa en reuniones con socios o
clientes potenciales.
Entendemos que todos
tenemos un trabajo que cuidar, que hay ciertos deberes que se deben cumplir, es
parte del trabajo representar a la empresa y proteger los intereses de la
misma. Entiéndase como lealtad laboral. Hasta aquí todos estamos de acuerdo.
¿Qué te parecería si
la empresa les dice a los empleados que deben apoyar a determinado equipo
deportivo, grupo religioso o partido político? ¿Aceptarías?
He sabido de un caso
en Latinoamérica donde a un empleado se le indicó que debía asistir a una
reunión de trabajo. Dicho empleado ya había acompañado a su jefe a este tipo de
reuniones e incluso había asistido en representación del mismo a otras
reuniones.
Sin embargo en cierta
ocasión la reunión no se trataba de trabajo, era con un partido político donde
se planteaba el apoyo al partido de parte de la empresa. Es año electoral y los
partidos buscan el apoyo empresarial, lo hablado dentro de las reuniones es
algo que solamente los asistentes saben con certeza.
Acostumbrado a
reunirse con socios, clientes o futuros clientes, el empleado en cuestión no
quiso verse involucrado en política, no por tratarse de determinado partido,
sino porque eso no tenía relación alguna con su trabajo. Por lo que decidió hablar
con su jefe al respecto. Le expresó que él estaba dispuesto a trabajar pero no
deseaba participar en reuniones con ningún partido político, que eso estaba
fuera de sus funciones.
¿La reacción del jefe?
Este se molestó tanto que directamente le dijo que entonces él no tenía un
lugar dentro de la empresa, lo despidió a pesar de tener varios años trabajando
juntos, además de insultarlo. Pero no lo hizo de frente, sino todo fue por
teléfono, dicho jefe no acostumbra expresarse frente a frente.
Pasado un tiempo esta
persona cuando ve a su antiguo jefe lo saluda amablemente, sin tenerle ningún
rencor. Me parece que su actitud es loable, incluso compresible, ya que es
mejor estar fuera de una empresa que se acerca demasiado a los políticos,
especialmente en épocas electorales.
A mi parecer, tampoco
me gustaría que la empresa me obligara a participar en reuniones con partidos políticos,
no considero que sea parte de mis obligaciones. La política partidaria no debería
ser parte de la cultura empresarial.
Quizás estoy
equivocado, quizás no. Pero considero que el trabajo y la política no deben
mezclarse. O al menos, el patrono no puede exigirles a sus empleados que deban
apoyar a determinado partido o asistir a dichas reuniones. Si el patrono quiere
apoyar o participar, debe hacerlo por su propia cuenta sin comprometer a sus
empleados. En un momento dado que pueda haber un escándalo, el patrono podría
tranquilamente lavarse las manos indicando que quienes participaron en todas
las reuniones fueron sus empleados.
En estos momentos en
mi país se han destapado muchos escándalos por corrupción entre empleados del
estado y grupos de empresarios. Entendamos que muchos de esos problemas vienen
desde las campañas electorales donde puede que se realicen acuerdos entre ambas
partes.
Invito a que después
de esta lectura compartas tus opiniones o experiencias al respecto.