He llegado a mis primeros y vivarachos cuarenta y cinco años de edad,
parece que fue ayer que apenas tenía cuarenta y cuatro. El tiempo pasa volando
muy rápido.
¿Cómo pasé mi cumpleaños?
He recibido saludos desde varias partes del mundo, tanto en inglés,
español, chino, japonés, francés, portugués y otros idiomas. Es una bendición
el haber conocido a tantas personas de tantas nacionalidades e idiomas
diferentes.
En la mañana me puse a orar dándole gracias a Dios por haber llegado a
esta edad, por todas las bendiciones recibidas y lo que me ha permitido
aprender en la vida. Espero poder compartir con otros lo que he aprendido.
Dando un vistazo al camino recorrido hasta ahora, es interesante el
conjunto de experiencias vividas. Veo a un niño que jugaba con los zapatos de
su padre pretendido que eran casas para sus soldados de juguete. Veo a ese niño
jugando con su perro, corriendo y tirándose al suelo divirtiéndose. Veo al niño
pasar la experiencia de vivir un terremoto, con los ojos asustado viendo como
todos los adultos gritan y corren. No llega a comprender lo que pasa, está
confundido y un poco asustado, no sabe que esa experiencia le dará ayudará a no
asustarse de los temblores cuando sea mayor y viva en Taiwán, un país donde
tiembla tanto como en Guatemala.
Veo a ese niño perdiendo a su padre a la edad de 10 años, la vida le ha
cambiado totalmente. No entiende por qué se fue, no sabe si es justo o no, pero
esa experiencia le está marcando el carácter y aún no lo sabe, pero cuando
alguno de sus amigos pase por lo mismo, le podrá decir con toda confianza “entiendo
lo que sientes”, “puedes seguir adelante con tu vida”, “levántate y sigue
adelante”, porque eso es precisamente lo que ha hecho.
Veo a un adolescente enfrentarse a profesores discutiendo sobre el
derecho a protestar por lo que cree justo y también cuando no lo considera así.
Lo veo diciéndole a una maestra que enseñe más rápido porque no quiere perder
el tiempo repitiendo lo mismo. Lo veo haciéndole bromas a sus compañeros de
clase.
Veo a ese chico que sabiendo que la mayoría no lleva hojas blancas en
su mochila, lleva siempre bastantes y cuando los maestros dicen que hay examen
corto, vende las hojas a 5 centavos cuando en las librerías las vendían a 3 por
5. Desde niño ya hacia negocios.
Lo veo en el bachillerato cuando considera que las notas son solo un
número que no refleja para nada si eres inteligente, sino que solo dice si el
día del examen recuerdas lo escrito en el libro o lo dicho por el profesor, sin
importar si sabes para que sirve o como utilizarlo en la vida real. Así que
prefiere comprender las cosas y no memorizarlas, algo que le cuesta perder dos
materias para luego recuperarlas con excelentes notas sin prácticamente estudiar
para el examen.
Lo veo fracasar en el amor, pero siempre sabiendo que la persona ideal
llegará un día y que lo está esperando en algún lugar. Después de muchos años ahora
ya la ha encontrado y comprende que todo lo anterior fue solo preparación para
valorar y amar más a la que hoy es su esposa.
Veo a un joven trabajador que sigue sus sueños y aunque muchos lo
llaman loco desde hace varios años, por atreverse a pensar diferente y expresar
sus ideas, sigue adelante sabiendo que las metas a largo plazo son las mejores
y la satisfacción de cada paso dado hacia dicha meta es mejor que las metas a
corto plazo que se trazan varios de sus amigos.
Veo a un hombre enseñando en la iglesia por más de veinte años, con un
estilo diferente a los demás, diciéndole a sus alumnos que antes de creer en
todo lo que digan los lideres, deben investigar por sí mismos para no dejarse
engañar, no ser obedientes ciegamente a lo que digan las personas puestas en
autoridad, porque al fin y al cabo son solo humanos y como tales también se
equivocan y muchas veces.
Lo veo enseñando que antes de criticar a otras religiones o creencias políticas,
lo más importante es el respeto mutuo, no sirve de nada entrar en discusiones
que nadie ganará, eso es pérdida de tiempo. Deben respetar y escuchar, entender
porque otros tienen un punto de vista diferente. Respetar, aunque no se crea o
se piense lo mismo.
Lo veo calladamente estudiando chino, siendo tildado de loco porque en
Guatemala no hay donde pueda ser útil, que mejor debería estudiar inglés que es
más útil. Pero sabe lo que quiere y se ríe dentro de sí pensando que ellos no
saben la meta que tiene en mente. Quiere viajar un día a Taiwán a estudiar una
maestría, pero de esto también le llaman loco, ya no es un niño, tiene más de
treinta y cinco año y aún no se ha graduado de la universidad ni habla inglés. No
importa, él sigue con su sueño.
Lo veo estudiando para su examen de graduación, se reúne con dos amigos
y su estilo de estudio es, porque no podría ser de otra manera, diferente a los
demás. En lugar de encerrarse a devorar los libros, aislándose del mundo
exterior, lo que hacen es reunirse desde las ocho de la mañana, estudiar dos
horas, salir a tomar café y regresar a estudiar otras dos horas para luego
salir a almorzar a un centro comercial, por la tarde la misma historia. Entre bromas,
cafés y restaurantes, estudian por tres semanas. Llegado el día, los tres pasan
el examen exitosamente.
Lo veo escribir la tesis de licenciatura al mismo tiempo que inicia sus
estudios de inglés, finalmente. Estudia por un año entero antes de tomar el
examen TOEFL, necesario para aplicar a una beca en Taiwán para estudiar maestría,
no ha perdido ese sueño.
Le llaman loco por querer graduarse a los 38 años, le dicen que no hará
nada con eso, que seguirá en lo mismo, pero el mismo mes que se gradúa, ese
mismo mes aplica a la maestría. Ha tenido que llenar formularios, escribir
aplicaciones, pagar por traducciones y llevar todo a certificar, todo lo ha
hecho calladamente, escuchando como lo llaman loco.
Al fin se gradúa, es un ingeniero, pasó el examen de inglés, tiene
todos sus documento listos y enviados y está esperando la respuesta, tiene 38
años.
Lo veo llorar de la alegría al recibir la noticia que fue aceptado,
aunque no le dan el boleto de avión, eso no importa, después de todas las
bendiciones recibidas, sabe que eso también se solucionará, en ningún momento
ha dejado de confiar en Dios y darle gracias por cada paso dado en esta
carrera.
Llega a Taiwán, con un inglés básico pero dispuesto a seguir luchando. Mejora
su inglés al punto que al trabajar en grupo lo escogen para ser el expositor. Ahora
el reto es aprender chino, lo poco que aprendió en su país le ha dado una base
para seguir.
Lo veo conociendo a una bella mujer de la cual se enamora, le pide a
Dios poder quedarse en Taiwán para seguir la relación y a cinco días de tener
que dejar la isla, recibe la noticia que fue aceptado en una empresa. Dios ha
dado su respuesta como siempre.
Dos años después lo veo casándose, todo lo vivido ha sido una
preparación para lo que viene. Juntos inician un proyecto, abren clases de
español para taiwaneses. Ya han pasado más de dos años y medio y la empresa
sigue creciendo. Han tenido que luchar, esforzarse, sacrificar horas de sueño,
pero cada día es una razón más para darle gracias a Dios.
Hoy ese niño, ese joven, ese hombre, ha llegado a 45 años. Hoy los
alumnos le han traído pastel, le han cantado en español. El pastel tiene el
número veinte y le dicen que puede que sea de 45 pero con corazón de 20. La verdad
es que no tenían los números cuatro y cinco en la pastelería. Pero agradeció el
comentario.
Ahora a seguir enfrentando nuevos retos, nuevas metas, a seguir
disfrutando de este viaje llamado vida, a seguir compartiendo las experiencias,
no importa lo que venga, siempre habrá más bendiciones esperando por nosotros
si seguimos caminando confiando en Dios y dejando que sea Él quien nos guie.
¡Gracias Dios por estos primeros 45 años de vida!