El día domingo 14 de enero de este año 2018, ha quedado grabado en mi memoria de forma muy especial. Tuve la oportunidad de hacer mi primera presentación en chino ante unas ciento cincuenta personas, todos profesionales, médicos, ingenieros, periodistas, maestros, maestros de empresas, etc.
Es una organización que se dedica a dar capacitaciones a nivel
profesional al público. Los cursos no son baratos, pero puedo decir
con toda sinceridad que vale la pena cada centavo invertido en participar.
Cuando se acerca el Año Nuevo Chino, las empresas suelen hacer reuniones especiales para sus empleados, siendo esta una empresa de capacitaciones, lo que hace es ofrecer a las personas que han tomado sus cursos la oportunidad de compartir con los demás sus experiencias y conocimientos.
Cuando se acerca el Año Nuevo Chino, las empresas suelen hacer reuniones especiales para sus empleados, siendo esta una empresa de capacitaciones, lo que hace es ofrecer a las personas que han tomado sus cursos la oportunidad de compartir con los demás sus experiencias y conocimientos.
Todos los asistentes son personas con experiencia y compartir delante
de ellos es considerado un honor. Tanto así, que desde hace varios meses
anunciaron sobre la reunión y el tema de la misma, indicaron que los
interesados en compartir una presentación debían enviar por correo electrónico
sus datos, tema específico y una pequeña introducción
Con mi esposa entre broma y broma comentamos la posibilidad de mi
participación, a ambos nos parecía casi imposible que me aceptaran. Primero porque
son tantos los que desean participar, que la posibilidad de ser seleccionado no
es muy grande. Segundo, hay profesionales reconocidos en sus campos y compartir
ante ellos no es fácil, muchos se ponen nerviosos. Tercero, siendo todos
taiwaneses, se espera que la presentación sea en chino. Hasta el momento tengo
experiencia en español e inglés, pero nunca en chino. Solo en clase ante ocho
estudiantes, pero no al nivel de esta actividad. De hecho, al principio había pensado
hacerlo en inglés.
Pasados dos meses más o menos, anunciaron los participantes. ¡Oh sorpresa!
Mi nombre estaba entre los seleccionados. Con mi esposa nos dimos cuenta que el
reto ya era inevitable, debía hacer la presentación y debía elegir si hacerlo
en inglés, chino o una mezcla de los dos.
Cuando los taiwaneses deben hacer una presentación, es normal que se reúnan
una o más veces para practicar. Preparan sus Power Point con anticipación y se
dan comentarios entre ellos para ir afinando los detalles.
El tema de la actividad de este año era ELEGIR, cada uno de los
participantes desarrolló su presentación en base a este tema central, unos
hablaron sobre elegir trabajo, elegir la familia, elegir un estilo de vida, etc.,
todos temas muy interesantes y que tocaron el corazón de los asistentes. Más de
uno derramó una lagrima al escuchar charla tras charla, muy motivadoras todas.
Mi tema se llamó “Como una seria de decisiones me trajeron a Taiwán”. Para
ser honesto, empecé a preparar la presentación con dos semanas de anticipación.
Tenia la idea, pero no había empezado. Quien parecía más preocupada que yo, era
mi esposa.
Tenía razón de estarlo, todos tenían diferentes expectativas sobre mi presentación. Algunos pensaban que hablaría en inglés y estaban preocupados de no entender, otros preguntaban si hablaría español y mi esposa estaría traduciendo. Incluso los maestros de la empresa, preocupados, le encargaron a mi esposa que me ayudara a preparar.
No tengo el hábito de practicar una presentación, solo pienso lo que
voy a decir y así salgo al escenario siempre. Sin embargo, esta vez gracias a
la sugerencia de mi esposa, empecé a practicar. Sabía que era la oportunidad de
evaluar mi nivel chino, si lograba manejar una audiencia de este nivel, si me
entenderían lo que quería decir y los chistes que dijera (no puedo evitar hacer
chistes al momento de estar dando una charla, me sale natural). En fin, una
prueba en todo sentido de la palabra.
Durante una semana y media, mi esposa me ayudó a corregir las
diapositivas, no porque estuvieran mal, la idea era reducir el tiempo de la
charla. A entender lo que más le interesaría a la audiencia escuchar. Y por
supuesto, el chino, juntos decidimos que hablaría en chino y debía aprender varias
palabras nuevas, algunas de las cuales no había usado ni escuchado jamás. Para
los que no lo sepan, si en chino dices una palabra con diferente entonación, es
totalmente otra palabra con significado totalmente diferente.
Un día antes de la presentación aún estaba luchando por pronunciar
correctamente algunas palabras. Se nos ocurrió como dinámica inicial, ya que
los asistentes muy posiblemente no habían escuchado español nunca, hablaría en
español al inicio y mi esposa estaría traduciendo, luego seguiría yo por mi cuenta.
Como cosa normal, estaba un poco nervioso antes de la presentación. Varios
se acercaron a preguntarme en qué idioma hablaría, a todos les decía que aún no
lo tenía decidido. Quería mantener el suspenso.
Uno tras otro vi pasar a los demás expositores, todos muy buenos, cada uno elevaba más alto el listón. Empecé a sentir la intensidad del reto, pero desde el inicio me puse en las manos de Dios pidiéndole su bendición.
Yo estaba programado a pasar a las tres y cuarto de la tarde. Llegada la
hora, me anunciaron y subí al escenario. Tal y como lo habíamos hablado con mi
esposa, hicimos la dinámica español-chino. “Si hablo español, solo tres
personas me van a entender. Si hablo inglés, quizás la mitad me van a entender.
Pero si hablo chino, debido a que no hablo bien, seguro que nadie me va a
entender”. Eso rompió el hielo totalmente.
A partir de eso, empecé a hablar en chino con algunas palabras en inglés.
Con la primera frase en chino, todos aplaudieron, eso me sorprendió.
Utilizando un lenguaje sencillo, quizás nivel A2, hablé durante unos diez
minutos. Todos rieron con los chistes, los sarcasmos, las fotos, en un momento les
hice preguntas y repartí unos pequeños premios. Todo salió mejor de lo que
esperaban. La frase final la hice en inglés.
Gracias a Dios a todos les gustó y al terminar, varios de los maestros
se acercaron para felicitarme, creo que nunca me habían odio hablar durante tanto
tiempo, ni en español ni en chino.
Fue una experiencia increíble que me ha dado confianza a seguir
practicando el idioma.
Las oportunidades son para los valientes.
Toma una decisión hoy y tu mañana será totalmente diferente.