Errores y correcciones. Dijo, "estoy buena", quería decir, "estoy bien"
Cuando estudiamos un nuevo idioma es común que digamos frases que no tengan sentido, que tengamos errores de gramática, que la pronunciación no sea la correcta. Pero también se da el caso que lo que decimos efectivamente tiene sentido, esté gramaticalmente correcto, la pronunciación sea clara pero que lo que estamos diciendo no sea lo que queríamos decir.
Todos tenemos historias o anécdotas personales de este tipo, de igual forma no es de extrañar que nuestros alumnos también pasen por esta experiencia. Sabemos que debemos corregirlos, pero también es una oportunidad para enseñarles un poco más sobre el idioma español, y muchas veces ese algo, no está en los libros de texto.
Hace unos años, al iniciar la clase y preguntarles “¿cómo estás?”, los estudiantes de inmediato respondieron “estoy bien”, pero al llegar el turno de una chica, ella respondió con toda normalidad, “estoy buena”. Obviamente solo yo había entendido lo que dijo. Así que procedí a explicar que, en español, cuando vemos a alguna chica muy guapa y físicamente atractiva, de forma coloquial decimos “esta buena”. De igual forma cuando las chicas ven a un chico muy guapo y físicamente atractivo, dicen “está bueno”.
Aprovechando el momento, les pedí a las chicas que mencionaran algún deportista, cantante, actor o personaje de televisión que estuviera bueno. No lo pensaron mucho y empezaron a mencionar algunos nombres “XXX está bueno”. Luego le pedí a los chicos que hicieran lo mismo y mencionaron algunos nombres.
Le pregunté nuevamente a la chica en cuestión, “¿Cómo estás?”. A lo que esta vez respondió, “Estoy bien”. Lección aprendida de forma divertida, práctica, sin hacerle pasar una vergüenza y seguro que ninguno del grupo se confundirá una próxima vez.
En otra ocasión, en el texto que estábamos estudiando, una chica hablaba de su primer novio, un chico de secundaria. Entonces surgió la pregunta de parte de los estudiantes hacia mi persona, “Fernando, ¿a qué edad tuviste tu primera novia?”. Después de dar mi respuesta, les devolví la misma pregunta.
Empezaron a responder, “a los 20 años tuve mi primer novio”, otra dijo, “a los 18 años tuve mi primer novio”, pero hubo una chica que dijo sin vacilar, “a los 22 años tuve mi primera vez”. Gramaticalmente correcto, pero no creo que fuera eso lo que quería decir.
Procedí a felicitarla por su pronunciación, que no tenía ningún error de gramática, pero que no era la respuesta a la pregunta. Después de explicar el significado de su respuesta de la chica, de inmediato todos se rieron, incluso ella. Gracias al nivel de confianza que se tienen en ese grupo, ella no pasó un momento incómodo, la ventaja de reírse de sí misma. Lección aprendida.
En una clase de secundaria, practicando pasados, un chico le quería preguntar a una chica si le había gustado su viaje de vacaciones del año pasado. Lo que dijo, “¿Te gusto?”. Lo que quería decir, “¿Te gustó?”. Momento oportuno para enseñar nuevamente la importancia de los acentos en idioma español.
Después de la explicación, todos se rieron y como típicos adolescentes, de inmediato empezaron a bromear entre ellos “¿te gusto?”, “¿te gusto?”, “¿te gusto?”. Y todos respondían entres risas, “¡No me gustas!”. Lección aprendida.
Sé que este momento estarás recordando situaciones similares, te invito a compartirlas en los comentarios. Lo importante es que los estudiantes no pasen una vergüenza, sino que lo vean como algo divertido que le puede pasar a cualquiera y que podamos aprovechar el momento para enseñar algo más allá del libro de texto.
Saludos desde Taiwán,
Yo soy Fernando.