Nos preocupamos por cómo enseñamos, ¿y la forma cómo aprenden los estudiantes?
Como maestros, nos preocupamos por mejorar nuestra forma de enseñar, al menos así debería ser, de forma más dinámica, con explicaciones más claras y sencillas, con mejores ejemplos, tomando cursos de diferentes técnicas, etc. Todo enfocado a nosotros.
Así cómo existen diferentes formas de enseñar, está el otro lado de la moneda, existen diferentes formas de aprender. Y esto es enfocado a nuestros estudiantes.
Piensa por un momento, si aprendes un idioma, ¿prefieres que las explicaciones sean en tu idioma o en el nuevo idioma? Por ejemplo, los libros de texto europeos tienen todo en español, hasta las explicaciones gramaticales, cuando los estudiantes no tienen el nivel para entender dichas explicaciones. Hay quienes prefieren que las explicaciones en su propio idioma.
Cuando aprendemos nuevos vocabularios, a muchos les gusta repetir y repetir hasta memorizarlos, si no los memorizan no se sienten confiados de pasar al siguiente tema o lección. Otros prefieren saber cómo se usan y ponerlos en práctica bajo diferentes situaciones.
La gramática, muchos prefieren la explicación en su idioma, entender a la perfección cómo se usa y en qué casos, quieren entender una lectura y dejan la pronunciación para después. Otros prefieren aprender gramáticas con ejemplos y hablar más en lugar de escribir o leer.
Con las dinámicas en clase es igual, algunos las ven como una pérdida de tiempo, como juegos que les distraen en lugar de ayudarles a concentrarse en el idioma. Otros prefieren aprender con dinámicas y juegos, les ayuda a poner todo el cuerpo en el aprendizaje.
La velocidad de aprendizaje no es igual para todos los estudiantes. Atención, no estoy diciendo que unos sean más inteligentes que otros, nada de eso. Pero hay que reconocer que todos aprendemos a diferente velocidad, ya sea por la edad, el interés, el tiempo disponible para repasar fuera de clase, el estrés de trabajo o estudio, la familia, etc.
Hay muchas formas de aprender y todas son válidas, cada persona es diferente y como maestros, tenemos que tomarlo en cuenta para guiar al estudiante de mejor forma.
Esto es más fácil de hacer en clases privadas, donde toda la atención es para un estudiante y podemos adaptar nuestro estilo de enseñanza a su estilo de aprendizaje. La clase se convierte en una experiencia única para el estudiante y su nivel mejorará rápidamente.
¿Qué pasa en las clases de grupo?
¿Cómo nos damos cuenta de ello?
Todos hemos visto que en clases de grupo siempre hay unos más concentrados y otros más distraídos, por decirlo de una forma. He visto que muchas veces los que parecen “distraídos” es porque aprenden muy rápido y estar haciendo actividades les aburre y empiezan a hacer otras cosas.
Hace unos años en una clase de niños, había uno que cuando hacíamos alguna actividad para practicar, se levantaba, tomaba unos juguetes, se ponía a dibujar, y los otros niños lo veían fuera de lugar, lo regañaban y pensaban que era mal estudiante.
¿Qué hice?
Decidí preparar algo más difícil para él. Preparé unas gráficas, unos círculos que dentro tenían las letras desordenadas de una palabra, no digo que estuvieran en línea, no. Las letras estaban dispuestas en toda el área del círculo y los niños tenían que descubrir “la palabra secreta” para ganar puntos.
¿Qué pasó?
Cuando el niño vio ese desorden de letras, el niño se quedó quieto, sus ojos se enfocaron, su rostro reflejaba un alto grado de concentración y al cabo de unos segundos decía la palabra escondida, mientras todos los demás seguían luchando con ese rompecabezas. Todos lo felicitaban y querían estar en el mismo grupo con él. Pasó de ser “el niño raro de la clase” a ser “el héroe de la clase”. Fue admirado y tomado en cuenta por los demás.
Una vez la madre vino a mí y me dijo “Gracias por enseñarle a mi hijo, siempre habla de usted en casa. Usted sabe que no es como los otros niños”. De inmediato le dije, “Señora, su hijo no tiene nada malo, su hijo es muy inteligente, aprende rápido y necesita nuevos retos para seguir aprendiendo”. Me dijo, “¿En serio? Gracias por sus palabras”.
Pude ver que no recibía ese tipo de comentarios respecto a su hijo. De hecho, no quiero ni pensar en cuántas veces habrá tenido que escuchar todo lo contrario.
Poner a los estudiantes a trabajar en grupo y asignar ejercicios de diferentes grados de dificultad puede mitigar estas diferencias entre estudiantes. Se ayudan mutuamente y el que aprende rápido puede ayudar a enseñar a los otros.
Somos dos lados de la misma moneda, maestros y estudiantes.
Saludos desde Taiwán,
Yo soy Fernando.