Los adolescentes, una conversación con un padre taiwanés. Segunda parte

 Sí, pero es que fíjese que a veces no quiere estudiar. Dice que ya no le gusta ir a la escuela. ¿A qué adolescente le gusta ir a la escuela? Por Dios santo, ¿a qué adolescente le gusta seguir reglas? Eso no es para ellos. ¿Obedecer a todo lo que dicen los adultos? Tampoco, siempre esos grados. Alguien podría decir, yo no. No, no, todos fuimos un poco locos. Todos lo fuimos. Es normal en la adolescencia.

Después me dijo, yo trato de pasar todo mi tiempo que pueda con él. Después de trabajar, quiero pasar todo el tiempo con él para acompañarlo, para ayudarlo. Aquí le dije, momento, momento. Su hijo es un chico de 14 años y al adolescente, recuerde, no le gusta pasar tiempo o todo su tiempo libre con los padres porque siente presión, se siente presionado, siente que no tiene espacio. Su hijo necesita tener su propio espacio. Usted lo trae al gimnasio perfecto, lo que está haciendo hasta ahorita está bien, lo trae y se va. Y después viene por él. Lo deja que esté a aquí. Es su espacio libre donde usted no está. Él tiene su libertad, tiene su espacio. Eso es lo que él necesita.




Ahora dígame usted una cosa, cuando usted era joven, cuando usted era adolescente. ¿Cómo le hubiera gustado, cómo le habría gustado que sus padres lo trataran a usted? ¿Qué le habría gustado que ellos hicieran con usted cuando usted tenía esa edad? Cuando no le gustaba estar con ellos, que le gustaba estar en la calle. ¿Qué le hubiera gustado escuchar? Me dijo, pues me hubiera gustado que mis padres confiaran en mí. Ah, ya lo ve. Que confíen en usted, su hijo, su hijo necesita que usted confíe en él. Sí, yo confío en él. ¿Pero usted se lo dice?, se quedó callado. Contésteme. ¿Usted le dice a él que usted confía en él?  

Porque con el adolescente, no es decir, es que él ya sabe que yo confío en él. No, el adolescente no es así. El adolescente necesita escuchar del padre. Que el padre le diga, yo confío en ti, te doy tu espacio, te doy libertad, yo sé que vas a ser responsable. Yo confío en ti. Dígaselo. No simplemente dé por hecho que él ya lo sabe.

Dígaselo. Él va a cometer errores. Sí. Pero él sabe que usted confía en él. Y si él comete un error, allí va a sentir el solito, el peso decir ah, mi padre confía y mí yo fallé. Si es que él falla. Pero si no, se va a sentir feliz, dirá, mis padres confían en mí y se va a sentir como empoderado, responsable. El adolescente necesita escuchar que los padres, que los adultos, que los maestros confían en él.

Y otra cosa. No pase todo el tiempo con él. Déle su espacio, déle su espacio. Si usted quiere estar con él, por ejemplo, el fin de semana, una actividad especial que sea ese tiempo especial entre padre e hijo, ese tiempo especial entre adulto y adolescente, que él sepa que ese es su momento especial, pero el resto, él tiene su espacio libre.

Él necesita su espacio, y necesita que usted confíe en él. Su hijo en verdad no tiene ningún problema. Es un adolescente normal. Es un segundo hijo normal. Dígame usted, ¿en qué es bueno su hijo? Ah, se puso a pensar y de hecho no tardó mucho, rápido me dijo, él es bueno en matemáticas, él es bueno en pensamiento lógico.

Aquí tienen algunas clases en Taiwán sobre coding. Le llaman programación, análisis. Bueno, me dijo, él es bueno para estas cosas, también es bueno para natación. Ah, qué bien, le dije yo. ¿Y usted lo felicita por eso? Eh, se quedó otra vez. Si él es bueno para eso, dígaselo, dígale, guau, que bueno eres para eso. Te felicito. Te felicito porque eres bueno para eso.

Y le pregunté también, y con su hermana, ¿es mejor? ah, ellos son más o menos. Entonces veamos, ¿en qué es mejor su hijo en comparación con la hermana? Recuerde que él tiende a compararse, así que, ¿en qué cosas su hijo es mejor o destaca más que la hija? Me dijo, natación y matemáticas.

Pues entonces dígaselo, dígaselo. Guau, eres muy bueno en matemáticas. Tu hermana no es tan buena. Tú eres mejor que tu hermana en matemáticas. Tú eres mejor que tu hermana en natación. Dígaselo en qué él es bueno porque eso le sube la autoestima. Eso lo ayuda a sentirse mejor. Lo está ayudando a que no se sienta fuera de lugar, sino que hay un lugar especial en lo que él es el mejor en la familia.

Pero dígaselo. La comunicación al final y al cabo entre adultos y adolescentes es muy importante y de hecho esto es lastimosamente cierto. La mayoría de los padres que conozco, me ha tocado hablar con muchos padres, a lo largo de mi vida me ha tocado hablar con muchos padres de adolescentes. Los adolescentes se me acercan también y me hablan sobre eso y me han dicho, yo espero que, me gustaría que mis padres confiaran en mí. Me gustaría que mis padres me dijeran en que soy bueno, que no me comparen. Así que por favor, no comparemos a los adolescentes con otros adultos.

Ellos son especiales. Ellos son únicos, están descubriendo su camino, están descubriendo su espacio, están dándose cuenta de de todo lo que les rodea.

Hay que confiar en ellos.

Hay que corregirlos, sí.

Hay que enseñarles, sí.

Hay que orientarlos, sí.

Pero recordemos cómo nos habría gustado a nosotros que nos hablaran o nos trataran cuando éramos adolescentes. Esa es toda la clave.

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